—¿Es una pérdida? —repitió ella—. No puedo saberlo. ¿Cómo es tener un hijo? ¿Y cómo es nacer? Nosotros no nacemos, no crecemos. En lugar de morir de vejez o enfermedad nos vamos desgastando. Como hormigas, eso es lo que somos. No hablo de ti, sino de mí. Máquinas quitinosas, con reflejos, que no viven de verdad — movió la cabeza de lado y dijo en voz sonora—: ¡No estoy viva! No te vas a acostar con una mujer. No te decepciones, ¿quieres? ¿Alguna vez has hecho el amor con una androide?
—No —respondió él mientras se quitaba la camisa y la corbata. —Me han dicho que es bueno si no piensas demasiado. Si lo piensas, no sale. Por razones...hm, fisiológicas. El la besó en el hombro desnudo.
—Gracias, Rick —dijo suavemente—. Recuerda: ven y no pienses. No te pongas filosófico. Porque filosóficamente es aburrido. Para los dos.
—Más tarde iré a buscar a Roy Baty —dijo él—. Y necesitaré que me acompañes. Sé que el láser que tienes en tu bolso es...
—¿Crees que retiraré a algún androide en tu lugar? —Creo que, pese a lo que me has dicho, me ayudarás en todo lo que puedas. De otro modo no estarías ahora en esta cama.
—Me gustas —respondió Rachael—. Si entrara en una habitación y viera un sillón tapizado con tu piel marcaría un punto muy alto en la escala de Voigt-Kampff.
Esta noche retiraré a una androide Nexus-6 que es exactamente igual a esta chica desnuda, pensó Rick mientras apagaba la luz. Dios mío, es lo que decía Phil Resch. Primero acuéstate con ella, luego mátala.
—No puedo —dijo, retrocediendo. —Yo quisiera —dijo Rachael. Le temblaba la voz.
—No es por ti. Es por Pris Stratton, y por lo que debo hacerle. —No somos la misma. Y a mí no me importa Pris Stratton. Oye —Rachael giró y se incorporó: en la penumbra, Rick podía distinguir la figura elegante de pequeños senos—.
Ven, y yo me ocuparé de la Stratton, ¿quieres? No es posible estar tan cerca y que luego... —Gracias —replicó Rick. El agradecimiento, debido en parte al bourbon, sin duda, le hizo un nudo en la garganta. Dos, pensó. Sólo debo retirar a dos. A los Baty. ¿Lo haría Rachael? Evidentemente. Los androides pensaban y actuaban así. Y sin embargo, jamás había visto nada igual. —Ven a la cama. Pronto —ordenó Rachael. Rick se metió en la cama.
fotografía de Garbi KW www.garbikw.com
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