Cuando pienso en Lucía
irremediablemente he de hacerlo también en Lorena…la razón he de buscarla 28
años atrás, en la camilla de hospital de la señora Leonor.
La rutinaria ecografía de la
embarazada que está estirada sobre la camilla
mirando a la pantalla y envuelta en una fría y casi húmeda bata,
transcurre de la misma forma que las veces anteriores, la doctora Lidia López
explica sus intenciones de montar una clínica privada donde podría experimentar
con…¡un momento¡…pasa algo extraño... habíamos hablado de que eran gemelos?, sí
es cierto, pero sólo capto un único compás de latidos…
Los meses que siguieron hasta el
parto fueron un ir y venir a la consulta, a las tiendas de pre-mamas a devolver
la mitad de todo lo que habían comprado, llorar por un solo ojo, y sufrir por
un lado del pecho…
Pero, llegó el momento de romper
aguas, pasar por el quirófano, llamar a las familias y…descubrir él porque de
captar únicamente un solo ritmo cardiaco.
Plas¡¡plas¡¡buaaaaaaá¡¡,
buaaaaaaaá¡¡….el llanto de las primeras siamesas unidas por un mismo
corazón…cuarenta dedos, dos cabezas, cuatro ojos.. y un solo corazón, un
corazón lo suficientemente grande para bombear el doble de sangre de lo normal,
pero al fin y al cabo, un único corazón…salvo ese detalle, dos niñas, Lucía y
Lorena perfectamente sanas.
De modo que cuando 25 años
después, entré en la fiesta de cumpleaños de mi compañera de piso Laura y vi a
Lucía( la más bella visión que pudiera haber tenido a lo largo de mi vida) no
tuve por más que ver a Lorena( sin otro interés que estar demasiado cerca de
Ella)
Durante horas y horas de
conversación, risas, miradas, y caricias furtivas a los dedos, mi mente volaba
de aquí para allá, un vuelo con una sola y única pista de aterrizaje, mi cama
junto a Lucía, mi Lucía, L-U-C-Í-A.
Su pasado, su futuro, sus
inquietudes, sueños y esperanzas, gustos, defectos, secretos, imaginaciones,
alucinaciones, su visión del mundo.. de su mundo, un mundo único y maravilloso,
todo lo que me contaba me interesaba más y más, no podía apartar la mirada de
sus ojos que, cómplices, me miraban a su vez con un centelleo inigualable. Yo
notaba que le gustaba, que le atraía, que esperaba una palabra mía para
despedirse de su hermana (que no se levantó en todas esas horas del sofá) y salir
corriendo para seguirme, para perseguirme allá donde yo quisiera escapar, a
donde yo la guiara, a donde yo la secuestrara y escondiera para mí hasta el fin
de las mareas.
Después de la fiesta, una
tormenta caía por las calles, inundaba las aceras, arrastraba los coches,
agujereaba con un desproporcionado cuentagotas las paredes de las casas,
levantaba los árboles desde la raíz con su viento huracanado, ocultaba el Sol
que se intentaba abrir paso entre los densos nubarrones, que se hacían fuertes
en el cielo mientras dejaban caer su lamento…Su lamento que era el mío y sus
rayos que eran mis maldiciones. Más allá
de mí, una apacible tarde alegraba los jardines y poblaba los parques de
abuelos con sus nietos, de dueños con sus perros, de risas con sus juegos, de
parejas con sus besos.
Lucía sí, se levantó cuando le
dije que lo hiciera, pero no se levantó sólo ella, Lorena la seguía tan de cerca que lo que interpreté como una
broma pesada, no fue más que eso, una broma pesada.
Unos días para asimilarlo y un
beso en la mejilla. Pero es difícil, muy difícil, cómo podré salir con Lucía si
he de salir a la vez también con Lorena?.
¡¡Lorena, por tu culpa, por tu maldita culpa!!
Tres entradas para la sala 5 por
favor…sí eran dos cafés y un refresco…quería una mesa para tres lo más intima
posible…no, lo siento solo quedan dos entradas para el concierto…con el 2 x 1
no es suficiente joven…
Lo asimilé, lo intenté y por un
tiempo funcionaba, Lucía y yo teníamos los mismos gustos, las mismas aficiones,
nunca dejábamos de hablar y de reír, juntos pasábamos las tardes paseando,
susurrándonos al oído, acariciándonos…solamente nosotros dos en el mundo, con
el único fin de repoblarlo y construirlo de nuevo a nuestro gusto… pero aunque
estábamos los dos solos en el mundo, el Sol nos dibujaba tres sombras.
Lorena apenas levantaba la mirada
del suelo, no hablaba, no tenía gestos bruscos ni sobresaltos, nada le hacía
estallar en una carcajada o en un mar de lágrimas, ni tan siquiera un ahogado
estornudo o un silencioso bostezo. Pero Lorena estaba allí, siempre estaba
allí.
Lorena estuvo también la primera
noche que Lucía y yo nos amamos(sí una habitación doble por favor, sí ya lo sé
que somos tres), ella en un rincón de la cama, mientras Lucía(ajena totalmente
a Lorena) me declaraba su amor, yo no podía más que corresponderla y sentir que
la amaba más de lo que nunca había podido amar. Lorena seguía allí impasible y
sumida en sí misma. Lucía se acercó a mí y me dijo que me regalaba su corazón,
que era mío…
Me regalaba su corazón? Esas cuatro palabras
se colaron en mi mente, se instalaron y se pasearon por ella sin dejarme pensar
en otra cosa.
Su corazón? Pero su corazón no es
suyo, no es sólo suyo…Lorena¡¡?? Qué sentía Lorena más allá de su rostro
hermético, de sus ojos de maniquí.
Cómo saber si ese único corazón
que latía en dos pechos a la vez, que regaba con una misma sangre dos cuerpos,
que me había sido entregado por Lucía, no hacía sentir a las dos los mismos
sentimientos, cómo saber si únicamente Lucía me amaba o Lorena a su vez lo
hacía también en secreto…
Desde aquel momento busqué la
mirada de Lorena, siempre dirigida al suelo, intenté encontrar alguna pista,
algún gesto que la descubriera, algún signo de enojo o tristeza cuando amaba a
su hermana a pocos centímetros de su cuerpo, pero nada, durante el año que
hacía que la conocía, no había cambiado su expresión de hielo, ni en los días
de más tórrido Sol y pasión entre Lucía y yo. Por más que lo intenté no advertí
ni un solo sentimiento por parte de Lorena…y por qué me preocupaba a mí eso, yo
odiaba a Lorena, por su culpa, por su maldita culpa no podía tener una relación
comme il faut.
Mi historia con Lucía seguía su
curso, aquel triángulo amoroso permanecía a flote a lo largo de los meses, mi
familia y mis amigos la(s) adoraba(n), sí serán tres cubiertos más esta
noche…corta en tres trozos el pastel…nos sobran tres plazas en el coche, os
llevamos?…jugamos al tres en raya?…Cada día que pasaba estaba más seguro de lo
que sentía por mi amada Lucía y de lo que Lucía sentía por mí, volvíamos a ser
dos en un nuevo mundo por descubrir.. de modo que el día que hizo dos años que
nos conocíamos…
…me arrodillé ante ella (nadie
más existía para mí en ese momento), y le dije:
Lucía, mi único y verdadero amor,
te casarás conmigo?
Lucía paralizada no pudo hacer
más que girar su rostro hacia el de su siamesa. Lorena ya la estaba mirando
antes de que sus ojos se cruzaran, y en ese momento le dijo: Sí, sí quieres
casarte.
Llevo 1 año de matrimonio con una
persona que no siente nada, es incapaz de saber lo que es el estremecimiento de
sentirse enamorado o la emoción de ver a un niño dar el primer paso. Incapaz de
sentir nostalgia ante un recuerdo o tristeza ante la mayor de las desgracias.
Cada noche, cuando Lucía y Lorena
iban a su casa y estaban estiradas sobre la cama, Lorena le explicaba
detalladamente y de una forma tan explícita que casi parecía real, todo lo que
el corazón de ambas había sentido mientras estaba conmigo. Lucía compartía
corazón, pero nunca pudo disfrutar de él. Vacía por dentro esperaba que como si
de un cuento de hadas se tratara, su hermana la durmiera explicándole todo
aquello que una de ellas estaba viviendo, pero que sólo la otra podía
sentir.
De modo que yo, cuando pienso en
Lucía irremediablemente he de hacerlo también en Lorena, y cuando le digo a
Lucía “Te quiero”, he de esperar que Lorena, le susurre al oído la respuesta.
Registro Safe
Creative Código: 1109019967263
ilustracion de Garbi KW www.garbikw.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario