jueves, 8 de diciembre de 2011

El Bosque Animado ( fragmento ) de Wenceslao Fernández Flórez



Los primeros que sienten la llegada de la noche son los árboles. Se van quedando quietos y toda la fraga enmudece. Desde fuera se ven ya como grutas de sombra en el verdor y las copas más altas se recortan sobre el cielo tan inmóviles como si estuviesen pintadas. Cuando los cuervos y las palomas torcaces llegan desee muy lejos a reposar entre la fronda, ya el bosque tiene una gravedad impresionante en la que el simple chillido de un pájaro suena irreverentemente como el grito de un niño en una catedral . Todos los animalitos están ya en sus guaridas y el raposo no ha salido aún. La humedad de la tierra sube en neblinas, como si el mundo se comenzase a desleír antes de convertirse en sombra.
La luz se hace todavía más tenue, y entonces se formula la segunda premisa de la noche. Los tejados del pazo y de la cada del cura principian a humear murciélagos por sus bordes. Casi invisibles aún, van y vienen, vienen y van, zigzaguean, apresurados, porque están zurciendo las sombras dispersas para que no quede claridad ni rendija en el traje negro de la noche.
Después apenas ocurre nada más. Sobre aquella pizarra oscura el rio se entretiene en dibujar su curso con blanco de bruma, y las casas se cierran, y una luz parpadea a través del follaje. Acaso un amarillo resplandor luce entre troncos rectos o desborda de una corredoira, porque alguien pasa aún llevando una antorcha de paja. Luego toda la tierra se queda misteriosa, expectante y vacía, como un teatro donde ha terminado una representación y se espera a actores distintos que traen otros trajes y otra voz y precisan otras decoraciones.
Es entonces cuando junto al tronco hueco de un castaño o en el borde de un tojal el fantasma de la fraga se yergue y despereza e inicia su recorrido.
Y es cuando este pequeño mundo aldeano no tiene otros señores que los perros..
Los hombre duermen; pero han dejado en los campos su siembra, y en los hórreos sus frutos, y en todas partes su Ley. Y su Ley es ciega, sorda e inútil como un ídolo de piedra si no tiene a su lado una garganta que la recuerde y un arma que obligue al respeto.


ilustración de Garbi KW http://www.garbikw.com/

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