Aplica dulcemente el acorde menor;
Hace frío; en la hora algo hay que descaece;
Un pálido vacío se ciñe al corazón.
Párate... bien está...¡ mas es tu voz tan baja!...
¿No encuentras tú que surge como un gemido ronco?
Tararea despacio, que pasa entre las notas
La acritud enroscada de un infortunio próximo.
¡Otra vez! La canción se apaga... mi alma llora...
Esfuman las bujías los negros que se aunan,
Que muera ese perfume tan fuerte y doloroso,
Canto grave a la estancia, lo mismo que una tumba.
¿De dónde, pues, me llega esa emoción secreta?
¿De dónde, pues, me llega ese ritmado andante,
Que circula en el casto blancor de las cortinas
De humedades inquietas y de alas renovables?
Deja que la canción expire... mi alma llora...
Un negro hiollín se arrastra junto a la luz.Solemne
Ha subido el silencio con lentitdu, y apaga
Sus ruidos familiares del vacío perenne.
Deja, deja... que callen perfumes y sonidos...
¡Punzante y melancólico ritmo!¡Amarga pena!
¡Todo está sordo y gris! ¡Todo se va! ¡Oh, Paréntesis!
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