Horizonte;
Esquivando llamas,
Cruzan veloces,
Los gamos azules
Del crepúsculo.
Cabritos de oro
Emigran hacia
La bóveda
Y se recuestan
En los musgos azules
Se alza
Debajo,
Enorme,
La rosa de cemento,
La ciudad,
Inmóvil en su tronco
De sótanos sombríos.
Emergen –cúpula, torres-
Sus negros pistilos
A la espera de polen lunar.
Ahogados por las llamas de la hoguera,
Y perdidos
Entre los pétalos
De la rosa
Invisible casi,
De un lado al otro,
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